lunes, 8 de febrero de 2016
Relato metamorfosis: Mónica Sánchez Fernández
RELATO METAMORFOSIS:
Es 3 de febrero de 2016 y como siempre suena el despertador las 7:30, me levanto aturdida y sudorosa, igual que las dos últimas semanas debido al angustioso sueño que llevo teniendo durante este tiempo: Siempre es el ismo, aparezco yo frente a un espejo, no lo recuerdo muy bien pero creo que es el espejo de mi baño, estoy recien levantada y me agacho al lavabo a lavarme la cara como hago todas las mañanas y cuando e incorporo ya no soy yo, sino una asquerosa garrapata. Lo único que observo de mi antiguo yo es mi cara, lo demás es desconocido para mi, tengo un gran cuerpo redondo y de un color marrón oscuro que me asusta, de este me salen cuatro finas patas a cada lado, son de tan poca anchura que cuesta creer que sean capaces de soportar el peso duro y pesad cuerpo que me ha salido. Es de los peores sueños que he tenido en mi vida, es tan real que me levanto con miedo y cuando me acuerdo de él me viene a la mente exactamente la misma imágen del sueño, es tan repugnante que me doy asco a mi misma.
Hoy 4 de febrero de 2016 y después de que como de costumbre me despierte el maldito despertador a las 7:30 me dispongo a levantarme de la cama. Noto mi cuerpo duro y distinto que de costumbre, intento incorporarme pero al ver que soy incapaz me asusto, intento quitarme las sábanas que me cubren para ver en el espejo de mi habitación que narices me esta pasando. Mi mal humor aumenta al verme incapaz de hacerlo, después de numerosos y desastrosos intentos reuno todas mis fuerzas para un último intento, finalmente lo consigo pero ahora tengo un problema mucho mayor, mi cobardía a mirarme en el espejo, recuerdo la sensación que siento, la viví antes en mis pesadillas, es por eso que me da un miedo enorme mirarme al espejo pero aún así lo hago. Saco una valentía que hasta ahora creía que era inexistente en mi y cuando me giro lo veo, veo el cuerpo que tanto me suena de mis pesados sueños, instantaneamente empiezo a llorar y noto que me cuesta respirar y a pesar de los pocos conocimientos que tengo a cerca de ello se lo que me esta pasando, me estaba dando un ataque de ansiedad. Tanto miedo me daba ahogarme y mi nuevo y repugnante cuerpo que empecé a gritar con todas mis fuerzas, no pasaron tres segundos y vi la silueta de mis padres en la puerta de mi habitación. No supe distinguir la expresión de sus pálidas caras pero juraría que la de mi madre era de un gran susto, mi padre cuando vio a mi madre llorar la abrazo instintivamente, nadie decía nada solo se oía mi dificultosa respiración. Mi padre en un intento por ayudar y después de asimilar lo que estaba viendo agarró a mi madre y salieron de la habitación, supongo que fue para que me tranquilizara pero aún así sigo sin tenerlo claro. Antes de irse me fije en sus caras y pude reconocer la expresión de asco en el rostro de mi madre cada vez que me miraba, en cambio en mi padre no pude ver expresión alguna, estaba a mi parecer indiferente ante la situación que había arruinado por completo mi vida, quería hacer tantas cosas que ahora eran completamente imposible, pero lo que mas miedo me daba era el rechazo de la gente y quedarme sola, pero con el tiempo vi que la soledad era lo único que quería.
Asombrosamente podía oir la conversación que mis padres estaban manteniendo fuera de mi habitación, la discusión de mis padres podría resumirse en que ninguno de los dos podían creer la nueva situación a la que para su desgracia estaban expuestos. Pero el mayor golpe fue el oirles hablar sobre su preocupación por quien iba a mantenerles cuando envejeciesen, pude distinguir en el tono de sus voces que ahora solo les angustiaba lo inútil que era para la familia, solo era una dura carga más para ellos. Tras esto sentí un vacío en el pecho, sensación que nunca antes había vivido, sentía una profunda culpabilidad por ellos, no quería hacerles pasar por esto, no quería que tuviesen que soportar las miradas de lástima de la gente.
A partir de ese día la actitud de mis padres cambió por completo, tarde semanas en ver a mi madre, no estuvo conmigo ni el día que el médico, antiguo amigo de mi padre vino a verme, este le dijo a mis padres que no entendí nada, que seguramente fuese una nueva enfermedad rara pero que en definitiva no había solución, tendría que aprender a vivir con ello ya que no sabía cual era mi esperanza de vida.
No me levante de la cama hasta pasadas dos semanas pero no tuve el valor de salí de mi habitación, mis padres solo entraban en la habitación para dejarme la comida, cosa que cada vez hacían con menos ganas. Cada día veía incrementar el asco y la superficialidad con la que me miraban y yo cada vez me doy mas pena y me averguenzo de mi misma.
Al cabo de tres semanas me despiertan los gritos de la discusión de mis padres que como esperaba es por mi culpa, mi padre no dejaba que mi madre entrara a verme ya que no quería que se asustase debido a que mi aspecto había empeorado en los tres últimos días. Cuando oigo los llantos de mi madre noto como pierdo la cordura lo que me lleva a hacer un de las mayores estupideces que hice en mi vida, los ojos me empiezan a picar me empiezan a picar debido a las lágrimas que estaban acumulando, cuando vi la ventana abierta lo vi claro, reuniendo todas mis fuerzas me acerco a la ventana y aprovechando que vivo en un bajo salto buscando la libertad que con el desastroso incidente había desaparecido, se que mi decisión es inútil, pero no lo hago por mi, lo que menos me preocupa son las pocas posibilidades que tengo de sobrevivir en la realidad pero es la única forma de librar a mis padres de la desastrosa vida que les espera si me quedo allí, y finalmente ya no tengo nada que perder, lo único que quiero es dormir y no despertar.
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