miércoles, 10 de febrero de 2016
Reflexión sobre la muerte, por Lucía Quirós
¿Y SI TÚ...?
¿Cómo reaccionarias si un día cualquiera te despertadas y te comunicaran, dando un giro repentino a la vida que llevas, que tu fin está cadabez más próximo? ¿Y si por el contrario tú mismo te das cuenta de que tu mortalidad no es eterna, y que algún día estarás en otro lugar en el que no tengas junto a ti años tuyos? ¿Quiénes llorarían tu pena contigo?
Dejando a un lado cualquier disertación sobre la fe o cualquier otro tipo de nada verificables, me gustaría hablar sobre el cambio en el interiores cada uno y de todo lo que ello supone.
En 'La muerte de Ivan Illich', el protagonista sufre, junto con la pena por su propia muerte, la dejadez de aquellos que creía cercanos. En mi opinión, es algo que a todos nos pasa. No tratándose necesariamente de la muerte, pero la destrucción de uno mismo sea por el motivo que sea, pueden generarnos también esa insatisfacción ante la vida. Es entonces cuando salen a relucir los sentimientos. Los miedos de los que, aunque sea interiormente, ninguno nos libramos.
Este hecho también está presente en el documental 'Las alas de la vida'. En este caso, la historia de un enfermo terminal nos hace reflexionar a cerca de la vida, y aunque sea difícil de admitir, la suerte que tenemos y de la que sólo nos daño cuenta en muchas ocasiones ante la pena ajena. La actitud del protagonista varia en este caso, porque aunque también se resigna ante el hecho de que puede su no tarde mucho en llegar al final de su vida, deduce apoyarse en su familia y seguir cuidando de ellos aprovechan cada momento a su lado.
Este podría hacernos pensar que quizás Illich, que no vivió centrado en lo importante sino en subir posiciones en trabajo, se gano a pulso esa dejadez. Caso totalmente contrario al del protagonista del documental.
Pero lo cierto es que llevemos la vida que llevemos, todos somos iguales ante la muerte, aunque no compartamos nuestro miedo o no tengamos realmente en quien apoyarnos.
Con la carta de Gabriel Gracia Márquez, el autor se ve cerca de su fin, pero intenta mantener una vida normal, dando prioridad a lo realmente importante que es su familia, poniéndola por encima de su propio dolor ante la muerte.
¿Cómo reaccionarias si un día cualquiera te despertadas y te comunicaran, dando un giro repentino a la vida que llevas, que tu fin está cadabez más próximo? ¿Y si por el contrario tú mismo te das cuenta de que tu mortalidad no es eterna, y que algún día estarás en otro lugar en el que no tengas junto a ti años tuyos? ¿Quiénes llorarían tu pena contigo?
Dejando a un lado cualquier disertación sobre la fe o cualquier otro tipo de nada verificables, me gustaría hablar sobre el cambio en el interiores cada uno y de todo lo que ello supone.
En 'La muerte de Ivan Illich', el protagonista sufre, junto con la pena por su propia muerte, la dejadez de aquellos que creía cercanos. En mi opinión, es algo que a todos nos pasa. No tratándose necesariamente de la muerte, pero la destrucción de uno mismo sea por el motivo que sea, pueden generarnos también esa insatisfacción ante la vida. Es entonces cuando salen a relucir los sentimientos. Los miedos de los que, aunque sea interiormente, ninguno nos libramos.
Este hecho también está presente en el documental 'Las alas de la vida'. En este caso, la historia de un enfermo terminal nos hace reflexionar a cerca de la vida, y aunque sea difícil de admitir, la suerte que tenemos y de la que sólo nos daño cuenta en muchas ocasiones ante la pena ajena. La actitud del protagonista varia en este caso, porque aunque también se resigna ante el hecho de que puede su no tarde mucho en llegar al final de su vida, deduce apoyarse en su familia y seguir cuidando de ellos aprovechan cada momento a su lado.
Este podría hacernos pensar que quizás Illich, que no vivió centrado en lo importante sino en subir posiciones en trabajo, se gano a pulso esa dejadez. Caso totalmente contrario al del protagonista del documental.
Pero lo cierto es que llevemos la vida que llevemos, todos somos iguales ante la muerte, aunque no compartamos nuestro miedo o no tengamos realmente en quien apoyarnos.
Con la carta de Gabriel Gracia Márquez, el autor se ve cerca de su fin, pero intenta mantener una vida normal, dando prioridad a lo realmente importante que es su familia, poniéndola por encima de su propio dolor ante la muerte.
Reflexión sobre la muerte
Aunque alguien sepa hasta que punto puede llegar mi enfermedad y aproximadamente poder determinar una fecha para mi muerte pienso que esto nos va a condicionar la vida obviamente a partir de ahí pero que no debiera ser así. Que siempre deberíamos vivir el día como si fuese el ultimo, disfrutar de la gente que de verdad te quiere y extraña tu compañía, de preocuparte por ellos, de tener tiempo de calidad. Dejar de preocuparte por cosas tan del "Primer mundo" como últimas conexiones, emoticonos, estados, no me contesta, ¿qué le pasará?, se me rompió el móvil, no me van los datos...
Y todas estas frases que por desgracia suenan a diario. Y que desde mi humilde opinión, si de verdad le importas a alguien pondrá interés en verte aunque sean unos escasos diez minutos porque una mirada, un abrazo, un "estoy contigo" vale mas, vale más esos escasos diez minutos que media hora hablando por una pantalla, que no nota cuando te emocionas, cuando te pones nerviosa o simplemente una sonrisilla tonta casi inapreciable.
O sentarse con tus mayores, a los que casi nunca ves, a escuchar todas las cosas que tienen que decir, sus historias interminables que más tarde echaras de menos porque te van dejando, esas tardes de café en las que solo hablan ellos, y tú te empapas de sus conocimientos, de sus historias muchas alegres y otras tantas menos y dejarles claro que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Kafka y las mujeres Marina Acebrás
Enlace a un blog, donde comentan la
historia de las cartas de amor de Kafka y aparecen las dos cartas en
pdf:http://www.faena.com/aleph/es/articles/las-improbables-cartas-de-amor-de-franz-kafka/
Kakfa, como se puede ver a lo largo de
la obra, es una persona con una personalidad un tanto difícil y
problemática, quizás por eso muchas veces se haya visto como un
bicho, incluso fuera de la obra de la metamorfosis. No solo es un
excluido socialmente, si no que también tiene mala suerte en el
amor, no encuentra una persona con la que encaje y pueda compartir
toda su vida.
Previamente a la creación de la
metamorfosis, Kafka mantiene correspondencia con una mujer por la que
esta interesado, sobre la que le comenta sobre su obra literaria, y
mantiene correspondencia habitualmente durante varias semanas. No
obstante y a pesar, de que en un principio sea ella la que lo
rechaza, poco a poco a una inversión en los papeles y es Kafka quien
ya no siente interés por ella.
También tuvo cierta cercanía con una
mujer de buena familia, pero tampoco resulto llegar a buen fin esta
relación. Pareciese que no tuviese ningún tipo de suerte, ni con la
sociedad ni con las mujeres por las que parecía ser rechazado.
En mi opinión este hecho puede ser una
de las causas por las cuales Kafka siente agobio y frustración
constantes (a través de la imposibilidad amorosa)
No podemos ver de manera clara los
desamores en la obra de la metamorfosis, aunque si el rechazo social
que se ve sometido, donde podríamos incluir también el rechazo
amoroso.
Reflexión de la muerte
La
muerte nunca perdona a casi nadie porque cada vez que estamos ante
una situación de peligro nos puede perseguir a todas horas.
Cada
vez que soñamos o pensamos en cosas muy importantes nos viene a la
cabeza de que sigue en nuestro cerebro, ya que está en todas partes
del mundo.
Por
una parte, hubo mucha gente que murió debido a las guerras donde los
hombres luchaban siempre y acabarían muertos por los disparos y
también cuando empieza a sufrir enfermedades como cáncer, tos o que
les atropellen algún medio de transporte como moto, coche, etc. A
mucha gente le ocurre esto a veces.
Por
otra parte, debemos dar el valor a las cosas no por lo que valen,
sino por lo que significan en la vida de las personas. Aprovechando
cada minuto de la vida como si fuera el último, escuchando nuestro
corazón e interpretando lo que nos dice.
Un
trozo de vida regenera nuestra juventud y nos hace envejecer más
tarde, la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. La
verdadera felicidad está en la forma en que cada uno tiene de vivir
su vida, estrechando lazos de amor, compresión y amistad con los
seres que nos rodean.
No
podemos dejar pasar un solo día sin decirle a la gente que queremos,
que la queremos porque, de esta forma, nuestra vida tiene un sentido
completo.
La
vida es un regalo que se nos da cuando nacemos y así como nos
aferramos al dedo de nuestra madre, cuando, por primera vez lo
agarramos; debemos aferrarnos a la vida y no dejar que nos guarden
dentro de una “maleta” porque infelizmente nos estaremos
muriendo.
Reflexión Ángela Martínez
Si alguien me brindara un trocito más de vida, sin duda, lo viviría de otra manera, aunque no hace falta esperar a que esto llegue, podemos cambiar la forma de ver y de disfrutar de la vida desde este momento.
Para empezar diría muchas más veces "te quiero" a mi familia y a mis amigos. Esto es algo que no se por qué razón pasamos por alto muchas veces sin tener en cuenta la gran importancia de esas dos palabras. Sobre todo a mis padres, mis abuelos, mi tío... no existen suficientes "gracias" ni suficientes "te quiero" para agradecerles todo lo que llevan haciendo por mí durante estos diecisiete años.
Tampoco me enfadaría, ni tendría rencor hacia nadie ya que esto al final no sirve para nada, como mucho para perder el tiempo, quitándoselo así a cosas que sí se merecen nuestro tiempo.
Disfrutaría mucho más de las cosas más sencillas, un gesto, unas palabras, un paisaje... Muchas veces estamos más pendientes de fotografiar lo que vemos para enseñarlo después que de parar, fijarnos y disfrutarlo con nuestros propios ojos.
Diría también que no pensaría en la muerte, pero me parece imposible. Es algo que, aunque no la veamos siempre esta presente en nuestro día a día. Cada minuto que pasa estamos más cerca de ella, pero está visión no merece la pena.
Cada momento en nuestra vida es único, y esta característica es lo que hace tan importante disfrutar de cada uno de ellos. Por otro lado, mi actitud ante la muerte me gustaría que fuera (digo que me gustaría que fuera, porque si me veo en esa situación no se si sabría enfocarlo con tanta fuerza, vitalidad y positividad como él) como la del protagonista de "Las alas de la vida", Carlos Cristos. Sin duda un ejemplo de como mirar a la muerte de frente y de luchar, luchar aunque las cosas sean complicadas.
Probablemente ese sea nuestro problema, que no pensamos en la muerte. No digo que sea un tema en el que haya que pensar a menudo pero no viene mal reflexionar sobre ello de vez en cuando para ver cuales son nuestras prioridades y valorar las cosas realmente importantes en nuestra vida.
Para empezar diría muchas más veces "te quiero" a mi familia y a mis amigos. Esto es algo que no se por qué razón pasamos por alto muchas veces sin tener en cuenta la gran importancia de esas dos palabras. Sobre todo a mis padres, mis abuelos, mi tío... no existen suficientes "gracias" ni suficientes "te quiero" para agradecerles todo lo que llevan haciendo por mí durante estos diecisiete años.
Tampoco me enfadaría, ni tendría rencor hacia nadie ya que esto al final no sirve para nada, como mucho para perder el tiempo, quitándoselo así a cosas que sí se merecen nuestro tiempo.
Disfrutaría mucho más de las cosas más sencillas, un gesto, unas palabras, un paisaje... Muchas veces estamos más pendientes de fotografiar lo que vemos para enseñarlo después que de parar, fijarnos y disfrutarlo con nuestros propios ojos.
Diría también que no pensaría en la muerte, pero me parece imposible. Es algo que, aunque no la veamos siempre esta presente en nuestro día a día. Cada minuto que pasa estamos más cerca de ella, pero está visión no merece la pena.
Cada momento en nuestra vida es único, y esta característica es lo que hace tan importante disfrutar de cada uno de ellos. Por otro lado, mi actitud ante la muerte me gustaría que fuera (digo que me gustaría que fuera, porque si me veo en esa situación no se si sabría enfocarlo con tanta fuerza, vitalidad y positividad como él) como la del protagonista de "Las alas de la vida", Carlos Cristos. Sin duda un ejemplo de como mirar a la muerte de frente y de luchar, luchar aunque las cosas sean complicadas.
Probablemente ese sea nuestro problema, que no pensamos en la muerte. No digo que sea un tema en el que haya que pensar a menudo pero no viene mal reflexionar sobre ello de vez en cuando para ver cuales son nuestras prioridades y valorar las cosas realmente importantes en nuestra vida.
Reflexión: Mónica Sánchez Fernández
Si tuviera un enfermedad incurable como el protagonista de las alas de la vida me gustaría que me lo dijesen, pero que me dejasen tiempo sola para asimilarlo, después de esto empezaría a ver la vida con otros ojos: Aprovecharía cada oportunidad para hacer algo que me haga sentir viva, le diría a la gente lo que siento por ellos ya que no siempre lo hago, daría las gracias por lo que viví hasta el momento y me entristecería por lo que voy a dejar sin hacer. Haría una lista con cosas que me gustaría hacer antes de morirme y pasaría tiempo con mi familia y amigos, me alegraría de no tener que sufrir la pérdida de otra persona que quiero, seguiría haciendo las cosas que me gusta como es jugar al rugby hasta que la enfermedad y el cuerpo me lo permitiesen, empezaría a disfrutar y a dar valor a las cosas pequeñas, no perdería mi tiempo en cosas que ya no vería importantes, nunca lloraría delante de nadie, en los momentos malos intentaría recordar todas las cosas buenas que viví y recordaré las que no fueron tan buenas gracias a las que aprendí. Le diría a mis padre que lo siento por comportarme mal en ocasiones y les daría las gracias porque se que me criaron lo mejor que pudieron y por darme los valores y la confianza en mi misma que tengo. No me gustaría pasar mis últimos días en la cama de un hospital esperando a que llegue mi hora, me gustaría vivir lo que me quede para que cuando llegue el momento pueda decirme "lo hiciste bien, aprovechaste lo que te quedaba". Le diría a todo el mundo lo que pienso de ellos y pasaría el mayor tiempo con mi abuela, cumpliría mi promesa de llevarla al cine y no dejaría que pasase ni un solo día sin decirle lo mucho que la quiero y la suerte que tengo de tener a la mejor abuela del mundo. Me gustaría escribir un libro que hable sobre mi experiencia para así ayudar a cualquiera que pase por la misma situación y para poder desahogarme cuando lo necesite. Pero a pesar de todo esto tendría un miedo enorme, tendría miedo a sufrir, a sentir dolor, a que me queden cosas por hacer y por decir, a no saber el momento exacto en el que voy a morir, a irme a dormir pensando que igual al día siguiente ya no me despierto, a las cosas que no voy a poder ver como ver crecer a mis primos, a quedarme sola pero sobre todo a sentirme sola, tendría miedo a la muerte pero no habría nada que pudiera impedirme aprovechar y ser feliz mis últimos días
Reflexión sobre la muerte
La Muerte
siempre ha sido un fenómeno que ha intrigado y entristecido al ser humano
prácticamente desde siempre. El hecho de pensar que después de todo lo que
hemos vivido, independientemente de cómo lo hayamos hecho acabaremos en una
incógnita. Unos creen que habrá otra vida en un mundo sin pecado, donde todos
somos felices y nos reunimos con nuestro(s) supuesto(s) creador(es), yo
personalmente creo que eso es una mentira, pero no una mentira como la que
envuelve la política en la actualidad, no, una mentira piadosa, la religión nos
da lo que todo ser humano necesita ante la incertidumbre, esperanza, en este
caso irracional (fe). El ser humano a lo largo de la historia ha sentido la
necesidad de responder a todos las preguntas del sentido de la vida, con la
suposición de que como somos un ser racional tenemos que entender y comprender
todo los que nos rodea necesariamente, desde el principio hasta al fin, y de
esa necesidad nace la religión. Pero como decía antes, yo personalmente no creo
en nada de esto, considero la Muerte como una gran sorpresa que nos llegará a
todos y que la única manera de perdurar en el tiempo es dejando huella, para mí
muchas veces me he planteado que el máximo fin del ser humano tiene que ser
formar parte de la historia, no de la historia en general, ya que de ella
formamos parte todos, me refiero a la historia que se estudia, llegar a x tema
y que salga en negrita tu nombre, pero, obviamente que salga tu nombre en
negrita en la historia no tiene por qué ser bueno, ya que Adolf Hitler tiene su
nombre en la mayoría de libros y precisamente bueno no era; me gustaría estar
como una persona que haya luchado por los que menos derechos y libertades
tienen, gente como Marx, Pablo Iglesias (el del Psoe), Fourier. Pero dejando
eso de lado y como es realmente difícil de conseguir al menos me gustaría dejar
huella en las personas que me rodean, haberles marcado, dejar mi nombre en
negrita en su historia. Me gustaría ser todo lo contraría a Ivan Ilich, el
nunca tendrá todo lo que yo considero como un buen fin, ya que decidió que lo
material era más importante que lo moral y por ello murió solo, ya que creyó
que aquello que no tenía vida le podía otorgar más felicidad y compañía que las
propias personas, y siendo así no te queda más que aferrarte inútilmente a la
vida, porque sabes que todo acaba ahí, que nadie te recordará.
Ahora
empezando con la otra reflexión basada en esa vivaz carta, que a la vez era una
mentira, ¿me suena de algo? Diré que si me otorgarán un poco más de vida
sabiendo ya la fecha de mi Muerte, viviría semejante a algunas citas de la
propia carta, “Daría valor a las cosas por lo que valen y no por lo que
significan”, “Viviría enamorado del amor”… Viviría cada minuto de mi vida como
si fuera el último, apartaría de mí a todo aquel que no sea feliz, ni quiera
serlo, ya que una persona que no siente la felicidad es incapaz de transmitirla,
pensaría en la muerte como una amiga que viene a darme un abrazo lentamente,
dejaría de estudiar todo aquello irrelevante, pero no dejaría de estudiar a
secas, ya que como decía Sócrates, el conocimiento nos hace buenos”, pese a que
muchos creen que los ignorantes son los más felices, pero no es así, la
ignorancia nos hace malos o lo que es peor, nos hace manipulables. Querría
enamorarme, sentir la sensación de que por muy lejos que estés de la persona a
la que amas sigues estando en sus pensamientos, el amor es otro de esos fenómenos
que no podemos explicar, algo que podemos percibir que transciende el tiempo y el espacio (“Interstellar”);
Intentaría también ser la más justo posible, que mi propia existencia sirva
para suavizar todas las injusticias de este mundo. Pero en conclusión y de
nuevo usando un cita de una película, “Reconocería la vida en cada sorbo de
aire”
Relato Sofia
Aquel día de invierno me dirigía apresurada a la universidad, cuando sentí un escalofrió extraño, nuevo, diferente. En ese mismo momento me paralice, mi cuerpo inmóvil y frió no dejaba ninguna duda de que algo no iba bien, con todas mis ganas intentaba moverme, luchar contra tal sensación, pero era inútil, cuanto mas lo intentaba más agotada me sentía. Los parpados se me caían, ya no podía hacer nada, llego hasta el punto que me desmaye con tan mala suerte de caerme de rodillas. En ese mismo momento escuché voces de un señor pidiendo ayuda para socorrerme. Yo, invidente y paralizada, estaba asustada pensando que era un sueño y que esto no me podía pasar a mi. En poco tiempo ya reconocía 3 voces distintas especulando sobre que le podía haber pasado a esta joven chica, hablaba de que llegaría pronto una ambulancia, de que si era mejor dejarle aire o quizás subirle las piernas...
De pronto escuché un grito agudo, fuerte, seco y desgarrador. Aquella voz me sonaba, era de la señora que antes había dado la opción de dejarme aire. De un momento a otro empezaba a ver, mis ojos recibían luz mi primera reacción fue de volver a cerrarlo, era mucha claridad, después de tanto tiempo a oscuras. Pero rápidamente me di cuenta de que no veía igual que antes, estaba agobiada, sólo escuchaba voces distorsionadas hablando sobre aquella mujer que por lo que alcanzaba a escuchar estaba tendida en el suelo y yo pasé a un segundo plano. La cabeza me daba vueltas y tenía la misma sensación de agobio que Alicia en el país de las Maravillas cuando se toma aquel extraño brebaje para ser mas pequeña. Tenía la sensación de que estaba menguando, pero rápido descarte esa opción, dado que me parecía absurdo e inhumano. Quise moverme y poco a poco recibía respuesta de lo que podría llamar mis piernas. Tumbada hacia arriba intente girarme para agruparme y por fin saber qué es lo que estaba pasando, lentamente lo iba consiguiendo. Cuando me pude incorporar veía la realidad desde otra perspectiva. ¡Estaba a ras de suelo! Intente andar pero tenia un fuerte dolor en las piernas, aguante como pude y lo volví a intentar, de pronto pegue un salto y me asuste, solo podía saltar. ¿pero que brujería es esta? pegue un par de saltos mas y mire atrás, reconocí la ropa tendida en el suelo que esa misma mañana escogí con las prisas también pude ver mi bolso negro y mi móvil tirado en el suelo, parecía enorme. Vi a aquellas personas que me intentaron ayudar alrededor de la señora, quise huir de allí y seguía saltando hasta que encontré un charco,me miré y no podía creer lo que estaba viendo ¿ ESO ERA UN SALTAMONTES? Me giré y el reflejo giraba conmigo, era extraño y nuevo. Escuché a aquel señor que me quiso ayudar decir algo sobre que la joven había desaparecido y se refería a mi.
En ese momento no sabía que hacer, era un saltamontes verde, asqueroso y enano. Llegué como pude a mi móvil y llame a mi madre, después de cinco pitidos me cogió, no me dio tiempo a hablar y me dijo que tenia mucho trabajo y que me hiciese la comida cuando llegase de la universidad que ella llegará tarde, la intente cortar en varias ocasiones pero fue inútil ella acabó de hablar y me colgó. Me sentía desolada.
Me puse a pensar en quién más podía llamar, ¿mi padre? hace como un año que no se nada de él y pensará que es una broma. ¿Mis antiguas amigas? se reirían de mi como hicieron el último día de clase por llevar una camiseta según ellas "pasada de moda".
Ah ya sé llamaré a mi compañera de practicas de la universidad, había congeniado con ella y me cayó bien. Le intente llamar pero fue inútil después de marcar torpemente el numero unas tres veces en el teléfono no encontré respuesta alguna. De un momento a otro escuché una sirena, parecían las de una ambulancia cada vez lo escuchaba mas cerca, de pronto mire hacia arriba y no pude reaccionar, una tragedia estaba a punto de pasar...
De pronto escuché un grito agudo, fuerte, seco y desgarrador. Aquella voz me sonaba, era de la señora que antes había dado la opción de dejarme aire. De un momento a otro empezaba a ver, mis ojos recibían luz mi primera reacción fue de volver a cerrarlo, era mucha claridad, después de tanto tiempo a oscuras. Pero rápidamente me di cuenta de que no veía igual que antes, estaba agobiada, sólo escuchaba voces distorsionadas hablando sobre aquella mujer que por lo que alcanzaba a escuchar estaba tendida en el suelo y yo pasé a un segundo plano. La cabeza me daba vueltas y tenía la misma sensación de agobio que Alicia en el país de las Maravillas cuando se toma aquel extraño brebaje para ser mas pequeña. Tenía la sensación de que estaba menguando, pero rápido descarte esa opción, dado que me parecía absurdo e inhumano. Quise moverme y poco a poco recibía respuesta de lo que podría llamar mis piernas. Tumbada hacia arriba intente girarme para agruparme y por fin saber qué es lo que estaba pasando, lentamente lo iba consiguiendo. Cuando me pude incorporar veía la realidad desde otra perspectiva. ¡Estaba a ras de suelo! Intente andar pero tenia un fuerte dolor en las piernas, aguante como pude y lo volví a intentar, de pronto pegue un salto y me asuste, solo podía saltar. ¿pero que brujería es esta? pegue un par de saltos mas y mire atrás, reconocí la ropa tendida en el suelo que esa misma mañana escogí con las prisas también pude ver mi bolso negro y mi móvil tirado en el suelo, parecía enorme. Vi a aquellas personas que me intentaron ayudar alrededor de la señora, quise huir de allí y seguía saltando hasta que encontré un charco,me miré y no podía creer lo que estaba viendo ¿ ESO ERA UN SALTAMONTES? Me giré y el reflejo giraba conmigo, era extraño y nuevo. Escuché a aquel señor que me quiso ayudar decir algo sobre que la joven había desaparecido y se refería a mi.
En ese momento no sabía que hacer, era un saltamontes verde, asqueroso y enano. Llegué como pude a mi móvil y llame a mi madre, después de cinco pitidos me cogió, no me dio tiempo a hablar y me dijo que tenia mucho trabajo y que me hiciese la comida cuando llegase de la universidad que ella llegará tarde, la intente cortar en varias ocasiones pero fue inútil ella acabó de hablar y me colgó. Me sentía desolada.
Me puse a pensar en quién más podía llamar, ¿mi padre? hace como un año que no se nada de él y pensará que es una broma. ¿Mis antiguas amigas? se reirían de mi como hicieron el último día de clase por llevar una camiseta según ellas "pasada de moda".
Ah ya sé llamaré a mi compañera de practicas de la universidad, había congeniado con ella y me cayó bien. Le intente llamar pero fue inútil después de marcar torpemente el numero unas tres veces en el teléfono no encontré respuesta alguna. De un momento a otro escuché una sirena, parecían las de una ambulancia cada vez lo escuchaba mas cerca, de pronto mire hacia arriba y no pude reaccionar, una tragedia estaba a punto de pasar...
Reflexión sobre la muerte Marina Acebrás
A todo
el mundo le va a llegar su hora, a unos mas tarde a unos mas
temprano, unos ya estarán esperando mientras a otros les pillará
por sorpresa...pero todos sin excepción, tendremos que enfrentarnos
alguna vez a la idea de la muerte. Y cuando lo afrontemos es mejor si
estamos preparados, si es que para eso se puede estar ...porque creo
que hay que tener mucha sangre fría para no angustiarse o no
sentirse extraño ante la idea de que tarde o temprano, todos vamos a
dejar este mundo, y puede que para siempre.
Pero
también soy de las que piensan que esa idea, tampoco debe estar
presente en cada minuto de nuestra vida, no se puede vivir en un
estado de agonía y miedo constante, de lo contrario no podríamos
vivir o al menos no podríamos ser felices, que en mi opinión es
sinónimo de vivir.
¿Pero
que es vivir? ¿Que sentido tiene vivir si nos vamos a morir? Son
preguntas que han dado la vuelta al mundo, en la cabeza de las
personas a lo largo de siglos, y que muchos pensadores de diversas
ideologías se han esforzado por responder.
Sinceramente
no se dar una respuesta teórica pura sobre que es vivir, pero creo
que vivir es sacar provecho de las situaciones aunque a veces se nos
presenten adversas, saber mirar el lado bueno de las cosas, vivir el
momento, porque nunca sabemos lo que puede pasar un instante
después...nuestra sociedad muchas veces nos confunde, porque siempre
esperamos que nos llegue la felicidad, la aguardamos con esperanza,
pero nos cuesta comprender que la felicidad se busca no se espera y
que depende de cada uno, ya que ser feliz dependerá de distintas
cosas dependiendo de la persona, de sus gustos, de sus acciones...Y
es que estamos esperando todo el rato, a que se resuelvan los
problemas solos, en vez de buscar soluciones efectivas, esperando
obtener cosas distintas pero haciendo siempre lo mismo, nos pasamos
toda la semana esperando que sea viernes, todo el año que sea
verano, y así toda la vida nos la pasamos esperando en vez de
aprovechar el tiempo que tenemos.
Y
supongo que la felicidad depende del sentido o dirección que
queramos darle a nuestra vida, para algunos la felicidad será
limitándose a la cantidad o calidad de bienes materiales que tengan,
un coche nuevo, una casa con piscina... que sí, que a todos nos
gustaría tener esas cosas, y sería un mentiroso el que dijese que
no, pero creo que también es necesario,otra serie de cosas
no-materiales , que son las que realmente importan de verdad. Si
tuviese que decir lo más general que se me ocurre para ser feliz y
por lo tanto aprovechar esta vida que es la única que tenemos sería,
dejar huella en la gente que te rodea, ayudar a las personas que
realmente necesiten ayuda, creo que mas que nada es sentirte útil,
aunque solo sea para una persona, que se acuerde de ti y no te
olvide, aun por muchos años que pasen. En conclusión que tu
presencia en este mundo se deje notar, aunque no seas famoso ni una
celebridad que influyas en la gente, y les ayudes a alcanzar sus
sueños o al menos a intentar llegar a ellos.
Por
otra parte, creo que todo el mundo debería tener sueños-
propósitos, aun por mucha edad que tengan, creo que mientras tengas
esa ilusión que tienes cuando eres un niño, eres feliz, te sientes
mejor y eso es lo que no puedes consentir perder nunca.
Sería
genial y muy satisfactorio, que al final de nuestras vidas hagamos
una reflexión y dirigiéndonos a nosotros mismos nos digamos, si
mira luche por mis sueños, muchos de ellos no los alcancé o pude
alcanzarlos a la mitad...pero lo importante es que no me rendí y
luche por lo que realmente me hizo feliz, aunque en ocasiones me
confundiese. Esto es lo que creo a lo que todo el mundo aspira en
esta vida.
Metamorfósis relato Marina Acebrás
Llevaba
varios días sintiéndome extraña, rara, con poco ánimo, sin ganas
de hacer nada, más que de limitarme a hacer las labores que me
adjudicaba mi autoritario y tradicional jefe, no bastaba con ser de
las pocas mujeres en ocupar un cargo “importante” en la empresa,
si no que a pesar de desempeñar un puesto en condiciones similares a
las de mis compañeros cobraba mucho menos que ellos, esto me
frustraba enormemente, buscaba la manera de autoconvencerme a mi
misma de que el director de la empresa tendría sus propias razones
para actuar de esa forma, pero la verdad que cuanto más lo pensaba
menos idea tenía del porque de esta situación que tanta angustia me
provocaba. Me asfixiaba, me sentía como un pez fuera del agua en
esta situación, sin saber reaccionar y esperando a que nuevamente lo
devuelvan al su medio.
Por
otra parte estaba la actitud de mis compañeros, en especial la de
los hombres, que encima de cobrar más que nosotras, se mofaban de
esta situación y estaban muy a favor de que ellos cobrasen más,
¡como me hubiese gustado que los papeles se invirtiesen aunque solo
fuese por un momento !, para que ellos pudiesen comprobar en carne
propia, la frustración y el agobio que vivíamos a diario en esta
empresa, donde me vi inevitablemente trabajando al mudarme de casa de
mis padres.
En
el trabajo teníamos descansos de veinte minutos, dónde tomabas un
café y te limitabas a despejarte después de la dura jornada laboral
o te mentalizabas para cuando comenzase la siguiente, todo el mundo
quería que acabasen ya las horas de trabajo para dedicarse a su
familia o si estabas solo pues a dedicarte a tus aficiones que por lo
general no eran las de trabajar en esta empresa ...recuerdo que tenía
mucha sed, me estaba mareando y me entraban ganas de vomitar, se
podía percibir un olor fuerte, intenso y bastante maloliente con
trazos a agua de mar en todo el despacho , no encontraba el foco del
mal olor que ya inundaba la sala, por si fuera poco me estaba
asfixiando y cuando corrí a abrir la ventana para liberarme me caí,
tropecé con mis propios pies, que ya no eran pies si no aletas, me
fije en mi cuerpo cubierto de escamas, quizás fuese yo la que
desprendía el olor a pescado podrido que se dejaba notar ya en toda
la habitación.
Me
entraron ganas de llorar, quería levantarme y no podía , me
arrastraba por el suelo, buscando un apoyo para incorporarme y poder
pensar con claridad, me agarre a unas cajas de cartón que había en
la sala y conseguí sentarme en una de ellas, cogí una botella de
agua y comencé a echar por encima de mi inmensa y pesada cola que
ya era un impedimento para desplazarme, el agua que contenía el
pequeño recipiente, poco a poco me fue aliviando el dolor que sentía
por la sequedad de las escamas que ahora cubrían mi piel, pero este
volvió de manera repentina cuando una compañera de trabajo, como
tenían de costumbre entro en mi despacho sin avisar irrumpiendo mi
único momento de privacidad dentro de mi trabajo y me encontró así,
sus gritos retumbaron en toda la habitación y parecía que fuesen a
romper la cristalera del despacho, me asusté, me sentí asquerosa,
despreciada como me había sentido desde que comencé a trabajar en
esta empresa, apestada como un maloliente pez putrefacto. Le
intentaba decir, que no le comentase nada al jefe sobre lo que
acababa de ver, pero no lograba expresarme con claridad y esta ni me
entendía ni se esforzaba en entenderme, así que en un abrir y
cerrar de ojos aparecieron en el despacho mi jefe y varios de mis
compañeros, me sentí la vergüenza de la empresa, inútil pues mi
puesto de trabajo era prescindible y nadie me echaría de menos, me
miraban como si fuese un bicho raro, si mi aspecto había cambiado
pero yo seguía siendo la misma persona que era. Me sentía encerrada
en un cuerpo que era juzgado por su forma y encima en mi lugar de
trabajo que sin duda será el que más odiaré a lo largo de mi vida,
por si fuese poco estaba con personas que nunca habían mostrado
interés en mí y esta situación tampoco iba a ser la excepción que
confirmase la regla.
Oía
como mi jefe y dos de mis compañeros hombres comentaban sobre qué
hacer conmigo con ese aspecto, ya que hoy tendrían una visita del
inspector y era imposible anularla a estas horas de la mañana. Así
que no se les ocurrió otra cosa que envolverme en unas mantas,
cogerme entre varios y llevarme a la sala donde se encontraban todos
los residuos de la empresa, así dejaron más claro que mi presencia
en la empresa estaba de más, esa sala era la cosa más espantosa que
había visto en mi vida, había basura, comida podrida, papeles que
no servían, probablemente de alguna de las múltiples denuncias que
el jefe había recibido por alguno de sus trabajadores (en especial
de mujeres por su mal trato y su trabajo que casi se podría
clasificar de esclavización). Me encontraba peor que nunca
necesitaba agua, tanto como respirar, pero en esa sala no había nada
y nada me podría salvar de morirme, asfixiada en aquella empresa
como un pájaro sin alas como me había sentido desde el primer día
que comencé a trabajar.
lunes, 8 de febrero de 2016
Relato de un bicho
Tras
la transformación de Gregorio en un insecto, podemos pensar que le
podía ocurrir a cualquier persona. De la noche a la mañana me
despierto y voy al baño a lavarme la cara, me miro al espejo y veo
que soy una araña.
Al
verme transformado en araña en el espejo me sentí mal porque ya no
podía hacer cosas con los amigos como ir al cine o jugar un partido
de fútbol, pero si soy araña no puedo hacer las mismas actividades
porque lo único que puedo hacer es trepar por las paredes, por la
ventana, por el techo y lanzar telas de araña. Cuando me sentí solo
en mi habitación, sin que nadie estuviese alrededor mío, miré por
la ventana para ver a la gente lo que hacía y decidí salir por la
ventana.
Cuando
le dije a mi familia que me convertí en araña, ellos me maltrataron
y se enfadaron conmigo y pensaron que soy un bicho malo. Esta
transformación extraña de la noche a la mañana me hizo pensar que
todavía tenía el mismo cuerpo que antes y sentí que no era mi
cuerpo, sino en un hombre convertido en araña, ya que esta
transformación puede durar años o siglos.
Esto
pasa lo mismo con la gente y con los amigos porque piensan que soy un
bicho extraño y permanecer en la sombra sin hacer nada durante mucho
tiempo.
Y
cuando voy al salón veo a mi familia sentada en el sofá y viendo la
tele y a mi prima con el móvil hablando con sus amigas por WhatsApp
y cuando ella me vio convertido en araña se quedó petrificada y
como solía coger algo para comer, ella siempre me daba un bombón o
una moscovita, y ahora no sabría que darme de comer y por ello
empezaba a odiarme y hartarse de mí. Su reacción fue irse al salón
de nuevo y odiarme por lo que me estaba pasando. Luego, más tarde mi
familia salió a un bar para beber y comer algo. Yo sintiéndome
solo, aburrido y despreciado por los demás, intento ver la tele y
jugar un poco con la XBOX, pero aburrido de estar solo me siento
triste y rechazado por mi familia y por todo el mundo, decido
emprender otro viaje hacia una ciudad más tranquila con la esperanza
de encontrar personas o seres que comprendan lo que siento por dentro
y que entiendan que mis sentimientos y emociones son las mismas,
aunque mi apariencia física sea de araña.
Kafka y las vanguardias
Futurismo
El futurismo nace en Italia con Marinetti quien publica un manifiesto futurista de carácter antiromántico: "¡Matemos el claro de luna!". En Rusia el futurismo está representado por Maiakovski quien defiende la creación de palabras arbitrarias.
En la obra de Kafka el futurismo influye en la exaltación de sus ideas como en el estilo y el dinamismo en su obra despareciendo lo accesorio y prescindiendo de adjetivos y adverbios. Exalta también la mecánica, la técnica y la velocidad con que expresa sus sentimientos. Además, en su obra, se aprecia la destrucción de la sintaxis que es una característica clara del futurismo.
Cubismo
El cubismo nace en la escuela pictórica de Picasso con su obra: "Las señoritas de Aviñón".
En literatura nace en los Caligramas de Apollinaire, en los cuales, la característica más importante a resaltar es la disposición tipográfica de los versos.
En Kafka el cubismo influye creando, en su obra, imágenes visuales que aluden al contenido del texto.
Expresionismo
Este movimiento artístico tiene su origen en Alemania con grupos pictóricos como: "El puente", "El jinete azul" y "Nueva objetividad".
En literatura se manifiesta en autores como Brecht y Kafka.
En la obra de Kafka el expresionismo influye muy directamente y se observan estas características:
El futurismo nace en Italia con Marinetti quien publica un manifiesto futurista de carácter antiromántico: "¡Matemos el claro de luna!". En Rusia el futurismo está representado por Maiakovski quien defiende la creación de palabras arbitrarias.
En la obra de Kafka el futurismo influye en la exaltación de sus ideas como en el estilo y el dinamismo en su obra despareciendo lo accesorio y prescindiendo de adjetivos y adverbios. Exalta también la mecánica, la técnica y la velocidad con que expresa sus sentimientos. Además, en su obra, se aprecia la destrucción de la sintaxis que es una característica clara del futurismo.
Cubismo
El cubismo nace en la escuela pictórica de Picasso con su obra: "Las señoritas de Aviñón".
En literatura nace en los Caligramas de Apollinaire, en los cuales, la característica más importante a resaltar es la disposición tipográfica de los versos.
En Kafka el cubismo influye creando, en su obra, imágenes visuales que aluden al contenido del texto.
Expresionismo
Este movimiento artístico tiene su origen en Alemania con grupos pictóricos como: "El puente", "El jinete azul" y "Nueva objetividad".
En literatura se manifiesta en autores como Brecht y Kafka.
En la obra de Kafka el expresionismo influye muy directamente y se observan estas características:
- Su obra no representa la realidad objetiva.
- Su obra representa el sentimiento interior de Kafka.
- La tensión espiritual de Kafka se convierte en desesperación.
- Las personas que intervienen en la obra presentan crisis psicológicas e ideológicas.
- La belleza clásica se transforma en apología de lo feo.
- El gusto por lo negativo, lo oscuro, lo catastrófico y lo caótico son formas representativas en toda su obra.
- Kafka en toda su obra tiende a la deformación de las figuras humanas y del paisaje.
Relación Kafka y su padre: Mónica Sánchez Fernández
La figura del padre de Kafka se encuentra descrita como un monstruo en la famosa “Carta al padre”, que su padre nunca llegó a leer, en el “El fogonero” (el primer capítulo de su novela América o El desaparecido), en La metamorfosis, pero muy especialmente en un cuento que habría de marcar el tema del padre como clave: “La condena”.
La verdad de los hechos es que Hermann Kafka no fue un padre particularmente malo, lo que parecer haber sucedido es que Kafka se puso a hacer literatura con la figura de su padre, la cual le sirvió para metaforizar el poder, la opresión, la autoridad, la intolerancia, el conflicto generacional entre los jóvenes y los viejos.
Kafka en la carta al padre le critica su comportamiento abusivo e hipócrita ante el, Kafka le entregó la carta a su madre para que se la hiciera llegar a su padre pero esta nunca se la entrego sino que se la devolvió a Kafka, que nunca llegó a entregársela a su padre. En esta carta intenta explicar el miedo que le tiene a su padre, el vacío que le provocaba la mala relación que tenían, la inferioridad que sentía respecto a el. Habla sobre la falta de comunicación que tenían debido a la figura autoritaria que ejercía en la familia, sobre lo solo,frustrado que se siente, lo difícil que es sobrevivir en una familia a la que no entiende, el sentimiento de culpa que siente causado por él. Puede decirse que la carta son los reproches de Kafka a su padre a lo largo de su vida, pero también en algunos fragmentos de la carta puede verse la admiración y fascinación que siente por su padre debido a su esfuerzo por impartir a sus hijos una buena educación.
Relato metamorfosis: Mónica Sánchez Fernández
RELATO METAMORFOSIS:
Es 3 de febrero de 2016 y como siempre suena el despertador las 7:30, me levanto aturdida y sudorosa, igual que las dos últimas semanas debido al angustioso sueño que llevo teniendo durante este tiempo: Siempre es el ismo, aparezco yo frente a un espejo, no lo recuerdo muy bien pero creo que es el espejo de mi baño, estoy recien levantada y me agacho al lavabo a lavarme la cara como hago todas las mañanas y cuando e incorporo ya no soy yo, sino una asquerosa garrapata. Lo único que observo de mi antiguo yo es mi cara, lo demás es desconocido para mi, tengo un gran cuerpo redondo y de un color marrón oscuro que me asusta, de este me salen cuatro finas patas a cada lado, son de tan poca anchura que cuesta creer que sean capaces de soportar el peso duro y pesad cuerpo que me ha salido. Es de los peores sueños que he tenido en mi vida, es tan real que me levanto con miedo y cuando me acuerdo de él me viene a la mente exactamente la misma imágen del sueño, es tan repugnante que me doy asco a mi misma.
Hoy 4 de febrero de 2016 y después de que como de costumbre me despierte el maldito despertador a las 7:30 me dispongo a levantarme de la cama. Noto mi cuerpo duro y distinto que de costumbre, intento incorporarme pero al ver que soy incapaz me asusto, intento quitarme las sábanas que me cubren para ver en el espejo de mi habitación que narices me esta pasando. Mi mal humor aumenta al verme incapaz de hacerlo, después de numerosos y desastrosos intentos reuno todas mis fuerzas para un último intento, finalmente lo consigo pero ahora tengo un problema mucho mayor, mi cobardía a mirarme en el espejo, recuerdo la sensación que siento, la viví antes en mis pesadillas, es por eso que me da un miedo enorme mirarme al espejo pero aún así lo hago. Saco una valentía que hasta ahora creía que era inexistente en mi y cuando me giro lo veo, veo el cuerpo que tanto me suena de mis pesados sueños, instantaneamente empiezo a llorar y noto que me cuesta respirar y a pesar de los pocos conocimientos que tengo a cerca de ello se lo que me esta pasando, me estaba dando un ataque de ansiedad. Tanto miedo me daba ahogarme y mi nuevo y repugnante cuerpo que empecé a gritar con todas mis fuerzas, no pasaron tres segundos y vi la silueta de mis padres en la puerta de mi habitación. No supe distinguir la expresión de sus pálidas caras pero juraría que la de mi madre era de un gran susto, mi padre cuando vio a mi madre llorar la abrazo instintivamente, nadie decía nada solo se oía mi dificultosa respiración. Mi padre en un intento por ayudar y después de asimilar lo que estaba viendo agarró a mi madre y salieron de la habitación, supongo que fue para que me tranquilizara pero aún así sigo sin tenerlo claro. Antes de irse me fije en sus caras y pude reconocer la expresión de asco en el rostro de mi madre cada vez que me miraba, en cambio en mi padre no pude ver expresión alguna, estaba a mi parecer indiferente ante la situación que había arruinado por completo mi vida, quería hacer tantas cosas que ahora eran completamente imposible, pero lo que mas miedo me daba era el rechazo de la gente y quedarme sola, pero con el tiempo vi que la soledad era lo único que quería.
Asombrosamente podía oir la conversación que mis padres estaban manteniendo fuera de mi habitación, la discusión de mis padres podría resumirse en que ninguno de los dos podían creer la nueva situación a la que para su desgracia estaban expuestos. Pero el mayor golpe fue el oirles hablar sobre su preocupación por quien iba a mantenerles cuando envejeciesen, pude distinguir en el tono de sus voces que ahora solo les angustiaba lo inútil que era para la familia, solo era una dura carga más para ellos. Tras esto sentí un vacío en el pecho, sensación que nunca antes había vivido, sentía una profunda culpabilidad por ellos, no quería hacerles pasar por esto, no quería que tuviesen que soportar las miradas de lástima de la gente.
A partir de ese día la actitud de mis padres cambió por completo, tarde semanas en ver a mi madre, no estuvo conmigo ni el día que el médico, antiguo amigo de mi padre vino a verme, este le dijo a mis padres que no entendí nada, que seguramente fuese una nueva enfermedad rara pero que en definitiva no había solución, tendría que aprender a vivir con ello ya que no sabía cual era mi esperanza de vida.
No me levante de la cama hasta pasadas dos semanas pero no tuve el valor de salí de mi habitación, mis padres solo entraban en la habitación para dejarme la comida, cosa que cada vez hacían con menos ganas. Cada día veía incrementar el asco y la superficialidad con la que me miraban y yo cada vez me doy mas pena y me averguenzo de mi misma.
Al cabo de tres semanas me despiertan los gritos de la discusión de mis padres que como esperaba es por mi culpa, mi padre no dejaba que mi madre entrara a verme ya que no quería que se asustase debido a que mi aspecto había empeorado en los tres últimos días. Cuando oigo los llantos de mi madre noto como pierdo la cordura lo que me lleva a hacer un de las mayores estupideces que hice en mi vida, los ojos me empiezan a picar me empiezan a picar debido a las lágrimas que estaban acumulando, cuando vi la ventana abierta lo vi claro, reuniendo todas mis fuerzas me acerco a la ventana y aprovechando que vivo en un bajo salto buscando la libertad que con el desastroso incidente había desaparecido, se que mi decisión es inútil, pero no lo hago por mi, lo que menos me preocupa son las pocas posibilidades que tengo de sobrevivir en la realidad pero es la única forma de librar a mis padres de la desastrosa vida que les espera si me quedo allí, y finalmente ya no tengo nada que perder, lo único que quiero es dormir y no despertar.
Relato Ángela Martínez
No recuerdo con claridad lo que soné
aquella noche, pero sí recuerdo la sensación de intranquilidad y
agobio que me invadía esa mañana lluviosa cuando me desperté. Tras
alargar unos minutos mas la hora de levantarme (algo que era muy
habitual en mí ya que adoraba permanecer en la cama tapada mientras
escuchaba como se precipitaban las gotas de lluvia sobre la ventana
de mi habitación) decidí ir a desayunar. De un salto (extrañamente
más alto de lo normal) bajé de mi cama y me dirigí a abrir la
puerta de mi cuarto. Pasé por delante del espejo y tras percibir
algo raro en el reflejo decidí retroceder y observarlo con más
detalle.
Vi a un ser horrible, de color verde,
con una piel brillante y viscosa y ojos saltones. A pesar de tener
unas largas piernas, estas se encogían adoptando una posición que,
en mi nuevo estado, me resultaba muy cómoda.
No daba crédito a lo que estaba
viendo, ¡me había convertido en una asquerosa rana! Quise creer que
era un sueño, incluso llegué a intentar pellizcarme para poder
despertarme de él, pero me fue imposible a que mis manos ya no eran
las misma. Ahora era verde esmeralda, mis dedos ya no tenían forma
humana y se encontraban unidos por una fin membrana que impedía que
cada uno de ellos pudiera realizar su movimiento independientemente
de los demás. Comencé a llorar, por el miedo que sentía, por la
tristeza que suponía haberme convertido en eso, por la angustia de
no saber qué hacer.
Tras permanecer más de media hora
inmóvil, llorando, incapaz de volver a mirarme en el espejo, decidí
pedir ayuda, y grité. Llamé a mis padres, pero de mi boca salió un
extraño ruido. Lo intenté varias veces más. El sonido que emitía
era el mismo, lo único que variaba era la intensidad, que cada vez
era mayor. Ante este ruido, mis padres subieron rápidamente la
escalera y picaron a mi puerta. Como yo no contestaba volvieron a
picar y tras varios minutos de indecisión entraron.
La primera reacción de mi madre fue
gritar, y mi pare, la agarró y puso su brazo por delante de ellos
como intentando protegerla. ¿Protegerla de quién?¿de su propia
hija?.
Rápidamente cerraron la puerta y no
supe nada más de ellos durante las tres horas siguientes.
No paré de darle vueltas a como
hacerles ver que seguía siendo la misma, que no tenían por qué
temerme porque en ningún caso, por nada del mundo, les haría daño.
De repente sentí como se movía la
manilla de la puerta y esta se abrió unos centímetros. Se asomó mi
padre seguido de mi madre, pero ninguno de los dos se atrevió a
entrar. Al ver sus caras de temor me invadió una rabia enorme ya
que, por un lado entendía que me tuvieran miedo al ver a este
horrible monstruo, pero yo no había dejado de ser su hija. También
sentí pena. Pena al ver que ellos lo estaban pasando mal y la única
razón de que ellos se sintieran así era yo.
La angustia me invadió y las ganas de
llorar volvieron con tanta fuerza o más que unas horas antes. No
sabía que podía hacer. Me arrinconé en una esquina y comencé a
llorar.
Mis padres seguían asomados y yo cerré
os ojos porque no soportaba aquella situación. Dentro de mi
sufrimiento encontraba un poco de paz al no ver lo que estaba
pasando, aunque en mi cabeza esta situación era imposible dejarla a
un lado.
Inesperadamente escuché a mi padre
susurrarle algo a mi madre. Creo que en mi vida nunca unas palabras
tan simples me habían hecho tan feliz. Las palabra exactas fueron:
“Inés mira esa pulsera en su pata, es la de nuestra hija. Es
ella.” Una sensación de tranquilidad enorme me invadió.
Ambos se acercaron y comenzaron a
llorar ya que no encontraban una explicación para que su hija
estuviera en ese estado.
Al día siguiente tomaron la mejor
decisión que podía haber tomado. Sin duda debió de ser muy duro
para ellos dejarme en un río que había a escasos kilómetros de
casa, pero era donde mejor me encontraría ahora que había dejado de
ser humana. Por suerte, recibía su visita diaria y eso facilitaba
mucho las cosas. Sin duda nunca sabré como agradecérselo.
Kafka: sus estudios
Franz Kafka inició sus estudios en
Química en la Universidad de Praga, pero tras solo dos semanas
abandonó esa carrera. A continuación, probó también Historia del
Arte y Filología alemana, pero al final, obligado por su padre (un
hombre muy autoritario y con el que Kafka no tenía buena relación),
estudió Derecho. Aquí conoció a quien sería su amigo y su
biógrafo tras su muerte, Max Brod. Obtuvo el doctorado en leyes el 18 de
junio de 1906.
El propio Kafka dijo que decidió
estudiar derecho para conservar mejor su independencia, es decir, su
soledad.
Un tiempo después de haber finalizado
sus estudios de Derecho y tras haber trabajado en una empresa de
seguros consiguió un trabajo que mantendrá hasta su muerte en un
organismo público: el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo
del Reino de Bohemia. Este nuevo empleo, a pesar de que no cubría
sus expectativas, le permitió tener más tiempo libre para
dedicarse a lo que de verdad le gustaba: escribir.
Esto no era bien visto por su padre y queda reflejado en la carta a su padre dónde relata como cuando
se disponía a hacer algo que no le gustaba (como era que escribiera
relatos literarios) le amenazaba con el fracaso, y como el respeto a
su opinión era tan grande, el mismo Kafka veía el fracaso
inevitable.
Tanta indecisión a la hora de decidir
qué carrera quería cursar se debe a que a lo que de verdad le
quería dedicarse era a escribir, pero por influencia paterna debía
ir a la universidad. De esta manera probó con tres carreras
distintas, hasta que acabó estudiando Derecho. Esta decisión
también fue influida por su padre que consideraba que sería la
carrera que le daría un buen trabajo.
Sin duda Kafka tenía un respeto enorme
a su padre y también a sus opiniones. Todo esto queda reflejado en
la carta a su padre. La figura de su padre, Hermann Kafka, se ve
representada en su libro “La Metamorfosis” como el padre de
Gregor Samsa, donde aparece como un hombre duro y autoritario. Por
esto se pude decir que en el tema de sus estudios, el padre de Kafka
tuvo una influencia muy notoria en las decisiones de su hijo.
domingo, 7 de febrero de 2016
Kafka como perteneciente a ninguna parte
Franz Kafka es un escritor checo nacido en 1833. Nace en el seno de una familia judía. Pero se forma a su vez en un ambiente cultural en su plenitud alemán. En el que llevó a cabo sus estudios, incluyendo Leyes, bajo la autoritaria presión de su padre. Este entorno le llevó a redactar sus obras en alemán. Por tanto, Kafka recibe influencias de tres tipos de nacionalidad, lo que crea un sentimiento de marginación en el escritor, que como consecuencia, no se cree perteneciente a ningún sitio. Adoptar esta postura conlleva también a afrontar el rechazo concebido por la sociedad de la época ante el tal popurrí cultural. Tales circunstancias, marcaron la vida del escritor hasta el punto de influir en su obra. Y es precisamente esta, la razón por la cuál en La Metamorfosis, se dice que se realiza un relato autobiográfico del escritor. Ya que en la obra, se ve reflejado ese mismo sentimiento. Gregorio Samsa, su protagonista, es rechazado al igual que Kafka, tanto por la sociedad como por su propia familia. Y las razones por las que este suceso se da, son totalmente involuntarias. Uno no puede cambiar lo que es, y es entonces donde se presenta el fenómeno de lo absurdo. Ya que no se trata de que viva una situación poco común, en la que las diferentes circunstancias socio-culturales de cada una de unas nacionalidades hayan dejado huella, sino que lo realmente ilógico es el rechazo ante esta.
Relato Lucía Quirós Martos
Y de nuevo, lunes.
Llegué a clase tarde, como siempre. Pero esta vez, en lugar de risas, cause palidez. Esa blancura pareció extenderse incluso a las hojas del árbol que había visto crecer siempre desde la ventana. Y mis compañeros, cuyo terror se veía claramente reflejado en los ojos, no fueron capaces de volver a su expresión natural. Ni siquiera Laura, mi compañera de pupitre desde que mi memoria es capaz de retener. Me senté a su lado, pero mis esperanzas de recibir cualquier tipo de explicación, se vieron consumidas al ritmo en el que Laura se levantaba y alejaba su mesa de la mia.
Yo, que ya me sentía desplazada por las innumerables veces en que había llegado a pensar que ella, pes a ser mi única amiga, permanecía junto a mi por compasión.
Pasan las horas, y las diferentes asignaturas insoportables propias de un lunes. Pero esta vez, en lugar de evadirme y no seguir el ritmo de la clase, como era ya rutina, insistía en hacerlo. No entendía por qué, pero estaba hambrienta, y un insoportable e insaciable picor parecía estar quemándome la cara. Ningún profesor me había dirigido la mirada, y llegué por un momento a dudar, si el rechazo de Laura podría deberse únicamente a un rumor absurdo, y no a nada que tuviera relación con mi aspecto.
De camino a casa, noté que el picor extendía, y mi piel, antes demasiado áspera, parecía ahora estar desprendiéndoseme de la cara. Corrí hacia casa, y en el portal topé con una vecina. Una señora anciana, dulce, que no tenía una gran vista, ya que siempre que me la encontraba, me llamaba Alba porque me confundía con mi hermana. Me saludó entonces, llamándome por ese mismo nombre, y por un momento, pude respirar aliviada. ''Probablemente será la alergia'', pensé. Aún no sabía porque, pero durante esta época del año, las erupciones parecen desaparecer del resto y concentrarse todas sobre mi.
Giré la llave de mi casa, aún vacía, y fui directamente a verme al espejo del baño. ¡El horror invadía ahora mi cara! Quizás en todos los aspectos posibles. La piel se me desprendía sin cesar, e inmensas matas de pelo crecían ahora sobre esas zonas. Corría hacía mi cuarto, para que cuando mis padres llegasen no se pusieran histéricos pensando que estaba llegando al final de mi vida. Eché el pestillo y me metí en la cama. No entendía nada pero pensaba que si me dormía pronto todo ello desaparecería. Mi cabeza no era ya capaz de pensar en otra cosa. Tras varias horas, no sé exactamente cuantas, picaron a mi puerta. ''Cariño, ¿te encuentras bien?¿Te preparo la cena?'' Quería decir que no, pero mis tripas parecían no cesar en llanto, aclamando comida.
Así me dispuse a salir. Pero cuando me levanté de la cama, todo mi cuerpo sentía la impetuosa necesidad de reposar sobre el suelo. Así que, a duras pensar, y como si de un animal se tratase, recorrí a cuatro patas el camino hacia la puerta. La abrí, esperando el consuelo de mi madre, ya que mis lágrimas no había dejado de desprenderse de mis párpados. Pero en lugar de eso, ella empezó a gritar. ''¡Mamá soy yo! ¡Ayúdame!'', pero no me oía, solo alzaba aún más la voz. Echó entonces a correr hacía la puerta. Mi padre, que había contemplando a escondidas la escena, se abalanzó sobre mi. ''¡Pide ayuda!'', le exigió a mi madre. Ella le obedeció.
Tras varios minutos postrada en el suelo bajo el musculado cuerpo de mi padre, alguien llamó a la puerta. Era mi madre, que había permanecido fuera a la espera de ayuda. Entraron entonces tres hombres con un uniforme de una protectora de animales. Yo, trataba de gritar, pero tras ahogados esfuerzos, llegué a la conclusión de que ni si quiera me comprendían.
Y tras sentir una punzada en la espalda, caí rendida. En lo que a mi me parecíó un instante, desperté. Ahora sólo visualizaba barrotes. ''¿Me había apresado a causa de mi alergia?'', me pregunté.
Tras varios días a la espera de ayuda, me resigné. Aún no sabía cuál había sido la causa de la que ahora era mi desdicha, y no pude hacer más que llorar.
Mi tiempo allí, me hizo pensar que quizás mamá me mintió, y aún se seguían odiándonos por se negros.
Llegué a clase tarde, como siempre. Pero esta vez, en lugar de risas, cause palidez. Esa blancura pareció extenderse incluso a las hojas del árbol que había visto crecer siempre desde la ventana. Y mis compañeros, cuyo terror se veía claramente reflejado en los ojos, no fueron capaces de volver a su expresión natural. Ni siquiera Laura, mi compañera de pupitre desde que mi memoria es capaz de retener. Me senté a su lado, pero mis esperanzas de recibir cualquier tipo de explicación, se vieron consumidas al ritmo en el que Laura se levantaba y alejaba su mesa de la mia.
Yo, que ya me sentía desplazada por las innumerables veces en que había llegado a pensar que ella, pes a ser mi única amiga, permanecía junto a mi por compasión.
Pasan las horas, y las diferentes asignaturas insoportables propias de un lunes. Pero esta vez, en lugar de evadirme y no seguir el ritmo de la clase, como era ya rutina, insistía en hacerlo. No entendía por qué, pero estaba hambrienta, y un insoportable e insaciable picor parecía estar quemándome la cara. Ningún profesor me había dirigido la mirada, y llegué por un momento a dudar, si el rechazo de Laura podría deberse únicamente a un rumor absurdo, y no a nada que tuviera relación con mi aspecto.
De camino a casa, noté que el picor extendía, y mi piel, antes demasiado áspera, parecía ahora estar desprendiéndoseme de la cara. Corrí hacia casa, y en el portal topé con una vecina. Una señora anciana, dulce, que no tenía una gran vista, ya que siempre que me la encontraba, me llamaba Alba porque me confundía con mi hermana. Me saludó entonces, llamándome por ese mismo nombre, y por un momento, pude respirar aliviada. ''Probablemente será la alergia'', pensé. Aún no sabía porque, pero durante esta época del año, las erupciones parecen desaparecer del resto y concentrarse todas sobre mi.
Giré la llave de mi casa, aún vacía, y fui directamente a verme al espejo del baño. ¡El horror invadía ahora mi cara! Quizás en todos los aspectos posibles. La piel se me desprendía sin cesar, e inmensas matas de pelo crecían ahora sobre esas zonas. Corría hacía mi cuarto, para que cuando mis padres llegasen no se pusieran histéricos pensando que estaba llegando al final de mi vida. Eché el pestillo y me metí en la cama. No entendía nada pero pensaba que si me dormía pronto todo ello desaparecería. Mi cabeza no era ya capaz de pensar en otra cosa. Tras varias horas, no sé exactamente cuantas, picaron a mi puerta. ''Cariño, ¿te encuentras bien?¿Te preparo la cena?'' Quería decir que no, pero mis tripas parecían no cesar en llanto, aclamando comida.
Así me dispuse a salir. Pero cuando me levanté de la cama, todo mi cuerpo sentía la impetuosa necesidad de reposar sobre el suelo. Así que, a duras pensar, y como si de un animal se tratase, recorrí a cuatro patas el camino hacia la puerta. La abrí, esperando el consuelo de mi madre, ya que mis lágrimas no había dejado de desprenderse de mis párpados. Pero en lugar de eso, ella empezó a gritar. ''¡Mamá soy yo! ¡Ayúdame!'', pero no me oía, solo alzaba aún más la voz. Echó entonces a correr hacía la puerta. Mi padre, que había contemplando a escondidas la escena, se abalanzó sobre mi. ''¡Pide ayuda!'', le exigió a mi madre. Ella le obedeció.
Tras varios minutos postrada en el suelo bajo el musculado cuerpo de mi padre, alguien llamó a la puerta. Era mi madre, que había permanecido fuera a la espera de ayuda. Entraron entonces tres hombres con un uniforme de una protectora de animales. Yo, trataba de gritar, pero tras ahogados esfuerzos, llegué a la conclusión de que ni si quiera me comprendían.
Y tras sentir una punzada en la espalda, caí rendida. En lo que a mi me parecíó un instante, desperté. Ahora sólo visualizaba barrotes. ''¿Me había apresado a causa de mi alergia?'', me pregunté.
Tras varios días a la espera de ayuda, me resigné. Aún no sabía cuál había sido la causa de la que ahora era mi desdicha, y no pude hacer más que llorar.
Mi tiempo allí, me hizo pensar que quizás mamá me mintió, y aún se seguían odiándonos por se negros.
viernes, 5 de febrero de 2016
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