miércoles, 10 de febrero de 2016

Reflexión sobre la muerte

Aunque alguien sepa hasta que punto puede llegar mi enfermedad y aproximadamente poder determinar una fecha para mi muerte pienso que esto nos va a condicionar la vida obviamente a partir de ahí pero que no debiera ser así. Que siempre deberíamos vivir el día como si fuese el ultimo, disfrutar de la gente que de verdad te quiere y extraña tu compañía, de preocuparte por ellos, de tener tiempo de calidad. Dejar de preocuparte por cosas tan del "Primer mundo" como últimas conexiones, emoticonos, estados, no me contesta, ¿qué le pasará?, se me rompió el móvil, no me van los datos...
Y todas estas frases que por desgracia suenan a diario. Y que desde mi humilde opinión, si de verdad le importas a alguien pondrá interés en verte aunque sean unos escasos diez minutos porque una mirada, un abrazo, un "estoy contigo" vale mas, vale más esos escasos diez minutos que media hora hablando por una pantalla, que no nota cuando te emocionas, cuando te pones nerviosa o simplemente una sonrisilla tonta casi inapreciable. 
O sentarse con tus mayores, a los que casi nunca ves, a escuchar todas las cosas que tienen que decir, sus historias interminables que más tarde echaras de menos porque te van dejando, esas tardes de café en las que solo hablan ellos, y tú te empapas de sus conocimientos, de sus historias muchas alegres y otras tantas menos y dejarles claro que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

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