miércoles, 10 de febrero de 2016

Reflexión: Mónica Sánchez Fernández

Si tuviera un enfermedad incurable como el protagonista de las alas de la vida me gustaría que me lo dijesen, pero que me dejasen tiempo sola para asimilarlo, después de esto empezaría a ver la vida con otros ojos: Aprovecharía cada oportunidad para hacer algo que me haga sentir viva, le diría a la gente lo que siento por ellos ya que no siempre lo hago, daría las gracias por lo que viví hasta el momento y me entristecería por lo que voy a dejar sin hacer. Haría una lista con cosas que me gustaría hacer antes de morirme y pasaría tiempo con mi familia y amigos, me alegraría de no tener que sufrir la pérdida de otra persona que quiero, seguiría haciendo las cosas que me gusta como es jugar al rugby hasta que la enfermedad y el cuerpo me lo permitiesen, empezaría a disfrutar y a dar valor a las cosas pequeñas, no perdería mi tiempo en cosas que ya no vería importantes, nunca lloraría delante de nadie, en los momentos malos intentaría recordar todas las cosas buenas que viví y recordaré las que no fueron tan buenas gracias a las que aprendí. Le diría a mis padre que lo siento por comportarme mal en ocasiones y les daría las gracias porque se que me criaron lo mejor que pudieron y por darme los valores y la confianza en mi misma que tengo. No me gustaría pasar mis últimos días en la cama de un hospital esperando a que llegue mi hora, me gustaría vivir lo que me quede para que cuando llegue el momento pueda decirme "lo hiciste bien, aprovechaste lo que te quedaba". Le diría a todo el mundo lo que pienso de ellos y pasaría el mayor tiempo con mi abuela, cumpliría mi promesa de llevarla al cine y no dejaría que pasase ni un solo día sin decirle lo mucho que la quiero y la suerte que tengo de tener a la mejor abuela del mundo. Me gustaría escribir un libro que hable sobre mi experiencia para así ayudar a cualquiera que pase por la misma situación y para poder desahogarme cuando lo necesite. Pero a pesar de todo esto tendría un miedo enorme, tendría miedo a sufrir, a sentir dolor, a que me queden cosas por hacer y por decir, a no saber el momento exacto en el que voy a morir, a irme a dormir pensando que igual al día siguiente ya no me despierto, a las cosas que no voy a poder ver como ver crecer a mis primos, a quedarme sola pero sobre todo a sentirme sola, tendría miedo a la muerte pero no habría nada que pudiera impedirme aprovechar y ser feliz mis últimos días

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