El León de Nemea era un despiadado
monstruo que vivía en la ciudad de Nemea. Se considera hijo de Tifón
y Equidna, aunque a veces se considera que cayó de la Luna, como
hijo de Zeus y Selene.
El primer trabajo que Euristeo le mandó
a Heracles fue el de matar al león de Nemea. El león aterrorizaba a
la población, y era prácticamente invulnerable debido a su piel
impenetrable. En un inicio, Heracles utilizó su arco, flecha y
espada, pero todas sus armas resultaron inútiles. Heracles entonces
fue a su morada, donde habían solo dos accesos. Bloqueó uno de
ellos y por el otro lo acorraló estrangulándolo al meterle el brazo
por la tráquea. Heracles entonces llevó el león a Micenas y lo
llevó por la ciudad hasta Euristeo. Este le replicó que su entrada
había atemorizado a todo el reino por lo cual los encuentro se
darían ahora afuera de la ciudad. Heracles luego trató de quitarle
la piel al león, pero todas sus armas resultaron inútiles. Atenea,
entonces apareció como una anciana y le aconsejó que la mejor
manera de quitarle la piel era con sus propias garras, por lo cual
logró quitarle la piel y hacerse invulnerable.
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